
Hace algún tiempo, cuando llegaba el verano, la gente recogía el trigo de la cosecha de una forma distinta a como se hace hoy, bien distinta.
Primero venia la siega, había que levantarse muy pero que muy temprano, antes de romper el día y allí estaban los hombres con las guadañas segando sin descanso hasta que que se quitaba el rocío, luego ya no se podía segar por que se desgranaban las espigas. Mientras los hombres segaban, las mujeres iban haciendo marayos para luego hacer manojos. Al acabar la siega comenzaba el acarreo de los manojos para la era.
Ya en la era se colocaban en grandes medas, de forma que estuviera recogido, por si el tiempo revolvía.
Luego poco a poco pero sin descanso, se empezaba a trillar.
Parece el prologo de un cuento, pero os aseguro que de cuento no tenia nada de nada, era una época de duro trabajo, donde no había descanso para nadie, ni de día ni de noche. El premio: recoger el fruto del esfuerzo.
y colorín colorado este cuento....